La vocación de servir es una característica primordial de los uniformados de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México; sin embargo, existen ocasiones especiales, en las que la satisfacción de cumplir con su labor se potencializa y se convierten en una de las experiencias más significativas en su vida profesional.
En los primeros días del pasado mes de agosto, el policía Olguín, adscrito al sector Clavería, sin esperarlo, tuvo la oportunidad de brindar un servicio muy particular, mismo que quedará por siempre atesorado en su memoria y corazón.
Todo comenzó cuando se percató de un hombre que exponía su integridad física al intentar cruzar la avenida Camarones, en Azcapotzalco, cuando los automóviles aún tenían la luz verde. Sin dudarlo por un momento, se apresuró a su rescate.
Oscar, quien tiene síndrome de Down, es el nombre de aquel hombre que intentaba caminar entre los autos, además estaba asustado por no encontrar el camino de regreso a su casa. Al notar su condición, el oficial Olguín recurrió a las técnicas de sensibilización adquiridas durante su trayectoria en la SSC, con las que pudo tranquilizarlo y ganarse su confianza.
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Decidido a mantener sano y salvo a Oscar, recorrió las calles de la colonia Claveria junto con él, mientras preguntaba a vecinos y comerciantes si su rostro les era conocido. Fue una estilista quien finalmente lo reconoció y confirmó que vivía en la calle Tebas, hasta donde se aseguró de llevarlo con su familia.
Llenas de alegría y sin poder contener el llanto, la madre y la hermana lo recibieron y tomaron entre sus brazos al abrir la puerta de su hogar. Olguín recuerda que le confesaron que por un momento pensaron que ya no lo volverían a ver.
Para el oficial de la SSC, quien se encuentra próximo a ser padre, cumplir con su trabajo -como siempre se debe hacer- es un placer. Espera que estas acciones sirvan de ejemplo para sus pares, y que si algún día su esposa o su hijo necesitan auxilio haya un compañero que les tienda la mano.